miércoles, 30 de junio de 2010

el deseo: beirut y helen cixous

el haber sido creados para desear entrar y no entrar es algo que es muy profundo en mí y que siempre se me aparece, de manera arcaica, como la historia de Moisés, que encuentro fabulosa, ese hombre que llega hasta el umbral y que, por lo tanto, siempre vivirá en la promesa y en la no realización, que es una forma de promesa. Aunque por otra parte no creo que haga falta entrar, creo que no es deseable, que el movimiento hacia es de lo más exaltante(...)No, afortunadamente, el llegar no llega, hay que llegar a decirse que eso de llegar no llega, se da un movimiento de llegancia pero que concluye, que sólo puede concluir con el fin o con la muerte, no es nada deseable(...)Yo deseo este deseo, tengo el deseo del deseo -incluyendo el pesar que implica-, pero no el que conduciría a no tener nada que desear.

Cixous, Helene y Jacques Derrida. Lengua por venir (Marta Segarra ed.). Icaria editorial. Barcelona. 2004. p.119.

domingo, 20 de junio de 2010

the smiths y barthes: el duelo del discurso amoroso

"se trata de hacer pasar a nuestra vida cotidiana fragmentos inteligibles ("fórmulas") procedentes del texto admirado (admirado precisamente porque prolifera); se trata de hablar ese texto, no de actuarlo, dejándole la distancia de una cita, la fuerza de irrupción de una palabra acuñada, de una verdad de lenguaje; nuestra vida cotidiana se convierte a su vez en un teatro que tiene como decorado nuestro propio hábitat social. (...) Se trata de recibir del texto una especie de orden fantaseado."

Barthes, Roland. Sade, Fourier, Loyola. Catedra. 1997. Madrid. p. 14.

Imaginándose muerto, el sujeto amoroso ve la vida del ser amado continuar como si nada hubiera ocurrido.

Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Siglo XXI. Madrid.

viernes, 11 de junio de 2010

la utopía: enjoy the silence

"siendo lo más enfermizo en mí que quiero que sea así y que mi amor sea necesariamente infeliz. De hecho ya no busco la felicidad: no quiero dársela, ni la quiero para mí. Me gustaría siempre tocarla hasta la angustia y que desfallezca por ello: ella es como es, pero dudo que nunca antes dos seres se hayan comunicado en la certeza de su impotencia(...)Lo que espero de la música: un mayor grado de profundidad en esa exploración del frío que es el amor negro"

Bataille, Georges. Lo imposible. Arena Libros. Madrid. 2001. p.16.

“la utopía del autismo entre dos”
La insurrección que llega, Comité invisible.

domingo, 6 de junio de 2010

félix guattari y tatiana kecojevic

La muerte sorprende a Guattari cuando salía de una depresión y encontraba su entusiasmo legendario, luego de un estado catatónico. Un mes antes de aquella noche fatal conoció a Tatiana Kecojevic, una actriz serbia de 26 años que había huido de la guerra en el año 1992.

"Aquella noche concí a Félix. Me sentía mal porque, como venía de Belgrado, todos me atacaban por la manera en que actuaban los serbios. Félix fue el único que se dio cuenta de que me perturbaban aquellas preguntas y me dijo: !Pero nos importa un rábano todo eso! ¿Has paseado por París? Y me llevó a pasear por París esa misma noche."

Intercambian sus direcciones, se vuelven a ver y empieza una relación amorosa. Con Tatiana visita los lugares cargados de su propia historia, hasta aquella calle Aigle, en la Garenne-Colombes, la casa de su infancia.

Tatiana Kojevic viaja a Londres para organizar su mudanza a París e instalarse con Félix.

"Recuerdo haber tomado el barco a Inglaterra con una gran alegría, él me daba mucha fuerza. Llego a casa y me anuncian su muerte por teléfono"

Dosse, François. Gilles Deleuze y Félix Guattari. Biografía cruzada. FCE. Buenos Aires. 2009. p.632.

viernes, 4 de junio de 2010

playground love: el viajero del siglo

hoy estaba escuchando esta canción y he recordado un bello texto que me pasó s. aún sigo sin saber si soy (o si quiero ser) hans o el organillero.

“[…] (pero un amor es eso, no?, dijo el viejo, un amor es ser feliz quedándose), no estoy seguro organillero, yo siempre he creído que el amor es puro movimiento, una especie de viaje, (y si el amor ya es un viaje, razonó el viejo, ¿para qué necesitarías irte?), buena pregunta, bueno, por ejemplo, para volver, para estar convencido de dónde querías estar, ¿cómo vas a saber si estás en el lugar indicado si nunca te has ido? (yo sé que amo Wandernburgo por eso, contestó el organillero, porque no quiero irme), sí, sí, ¿pero y las personas?, ¿con las personas es lo mismo?, para mí no hay mayor alegría que volver a ver a un amigo al que no veía hacía tiempo, quiero decir, uno también regresa a los lugares porque los ama, ¿no?, y un amor puede ser como volver de viaje, (yo, como soy más viejo, pienso que el amor, el amor a los lugares, las personas o las cosas, tiene que ver con la armonía, y para mí la armonía es descansar, observar lo que tengo alrededor, estar contento estando donde estoy, en fin, por eso toco siempre en la plaza del Mercado, no puedo imaginarme ningún otro lugar mejor), las cosas y los lugares están quietos, pero las personas cambian, uno cambia, (querido Hans, los lugares también cambian todo el tiempo, te has fijado en las ramas?, te has fijado en el rio?), nadie se fija en esas cosas organillero, todo el mundo camina sin mirar, se acostumbran, se acostumbran a su casa, a su trabajo, a sus seres queridos, y al final se convencen de que esa es su vida, de que no puede ser otra, es pura costumbre, (cierto, aunque el amor también es una costumbre, no?; querer a alguien sería, no sé, como habitar en esa persona)”.

El viajero del siglo, Andrés Neuman.

martes, 1 de junio de 2010

los campesinos: y la noche alumbraba la noche

I.

La segunda noche envuelve a la primera, lo Oscuro ilumina la Tiniebla: Y la noche era oscura y alumbraba la noche. No busco salir del punto muerto a través de la Decisión, el Dominio, la Separación, la Oblación, etc., en suma, a través del gesto. Sustituyo solamente una noche por otra. Oscurecer esta oscuridad, he ahí la puerta de toda maravilla.

Barthes, Roland. Fragmentos de un discurso amoroso. Siglo XXI. Madrid. 2005. p.185.

II.

la intensidad mesiánica inmediata, la perteneciente al corazón, del ser humano individual interno, pasa por la desdicha, por el sufrimiento(...)Pues la naturaleza es sin duda mesiánica desde su condición efímera eterna y total. Perseguir esta condición efímera, incluso para aquellos niveles del hombre que son ya, como tal, naturaleza, es tarea de esa política mundial cuyo método ha de recibir el nombre de "nihilismo".

Fragmento teológico-político, Walter Benjamin en Obras Completas. Libro II/vol.1. Abada editores. Madrid. 2007. p. 207.

III.

El error básico de Stalin es desconfiar de los campesinos.

Mao Zedong, citado por Negri, Toni y Michael Hardt. Multitud. Guerra y democracia en la era del Imperio. Debate. Barcelona 2004. p.131.